viernes, 7 de agosto de 2009

Sano y salvo

Algunos domingos almorzamos juntos mi ex esposa y mis hijas, frecuentamos siempre una cevicheria del distrito donde un japones mal humorado nos demuestra que la cocina no tiene nada que ver con su caracter. Nos acompañaba el enamorado de mi hija menor, intentabamos reconfortarlo con nuestra compañia y brindarle refugio familiar puesto que su mama habia fallecido hace pocos dias. El se encontraba tranquilo al menos eso lo proyectaba pero dentro de mi habitaba la sospecha de que algo no andaba bien, la frialdad de su comportamiento asi lo delataba. Llegamos al restaurante y pedimos a los enamorados que vayan a retirar efectivo de un banco cercano, asi lo hicieron miestras estudiabamos la carta inutilmente pues siempre termianmos pidiendo lo mismo. Somos clasicos y no nos gustan las sorpresas en cuanto a comida se refiere. En fin, demoraron lo debido y al llegar mi hija mayor les solicito si podian comprarle algo en la farmacia de la esquina, a lo que respondimos los padres que no, pues ya estabamos abusando de los favores. Si bien no tenia nada de incorrecto el favor solicitado el hambre y las ganas de estar juntos no lo permitian. Mi hija mayor no lo entendio asi y comenzo una discusion con su mama que incomodo a todos en la mesa. Intente calmarla dandole la razon pero haciendole entender que eso no lo es todo en la vida, sino que existen formas y momentos que uno debe tener en cuenta. La respuesta fue agresivamente adolescente y en ese momento, de la nada, mi respuesta fue extremamente violenta. Levante tanto la voz que todo el restaurante se entero de la situacion, la humille ante todos y ella quedo en silencio bajando la cabeza.
Ya en casa, solo en mi habitacion, el remordimiento me sacudia hasta el mas profundo rincon de mi alma. Que había pasado con el Arturo nacido en Cristo? Acaso mi entrega no habia sido lo suficientemente sincera para cambiar mi mal caracter? La respuesta fue un insomio canalla que no perdona a los que andamos en paz con el espiritu.
En la mañana temprano oraba en mi habitación pidiendole a Dios la sabiduria y el discernimiento para poder entender que estaba realmente pasando. No hubo respuesta inmediata pero tenia la certeza de que tarde o temprano vendria a mi el porqué de lo que me afligia. Y asi fue. Desayunaba y escuche en la radio una predica de una pastora que explicaba que una cosa es ser salvo y otra totalmente diferente ser sano. Que al entregar nuestras vidas a Dios reconociendo que Cristo murio por el perdon de nuestros pecados habiamos dado un paso gigante espiritualmente hablando, pero existian traumas y heridas que para poder curarlas teniamos que comenzar un proceso de sanación. La oración por la sanidad de nuestras heridas y el perdón sincero a aquellos que nos han estigmatizado el alma con sus actos, voluntarios o no, es el camino a ser sanos de espiritu. Recordé entonces una escena de mi niñez en la que mi padre me habia humillado ante todos a fin de darme una leccion y yo lo habia repetido un dia anterior con mi hija. Y no solo eso, reflexionando sobre mis actos y mi mal caracter, fui visualizando todos los momentos en los cuales reaccione y me comporte de la misma manera con otras personas que he amado en mi vida. Perdoné a mi padre en mis oraciones, el no tenia la culpa de no saber dar amor pues nunca lo habia recibido. Llego la paz a mi alma con el perdón de mi hija a quien le explique lo que realmente estaba pasando conmigo y que deseaba cortar para siempre con esta cadena de humillacion hacia las personas que amamos. Ella me entendio muy bien pero el camino del perdon lleva su tiempo y hay que caminarlo con integridad y lealtad a lo prometido. Me siento salvo y sano en espiritu. Es increible como Dios nos puede dar el entendimiento para poder crecer en su nombre. Gracias padre mio por estar siempre a mi lado y permitirme cada día ser un hombre justificado en Cristo.

2 comentarios:

  1. Ja! la vida suena tan sencilla y buena, de la forma que la has descrito la escena.. ya quisiera ser tu pero con algo de mi caracter jeje.. llegar a mis 4o con una vida hecha.. buena o mala, acertada o errada, pero vivida al fin..y con la posibilidad de tener a quien, y de quien, amar, aleccionar, perdonar, aprender..

    suena sencillo.. pero quizás no lo es.. se felíz!

    abrazo.

    ResponderEliminar
  2. amigo, alguna vez me hice esa pregunta... no es que no hayas nacido de nuevo, las cosas viejas pasaron y el Espíritu de Dios mora en TI, solo que tu cuerpo aún tiene algunas costumbres del viejo hombre(tantos años no es para menos)... luché y lucho con eso. Pero no dudes de quien mora en TI ahora.

    Dios te Bendiga!!

    ResponderEliminar