lunes, 27 de abril de 2009

El tigre y la colibrí


Foto: Claudia Cavassa, thanks!

En un bosque muy salvaje había un tigre imponente que se vanagloriaba en ser la especie dominante, jugaba con los demás seres a beneficio de él, se consideraba el más importante ser de ese pequeño universo. Un día persiguiendo una gacela por el simple gusto de matar cayó en un pozo profundo y oscuro, que sólo le permitía ver un pequeño trozo de cielo en lo más alto. El tigre intentó salir de las mil formas posibles y en todas fracasaba en su intento, no había salida ni escape. Cansado de intentarlo oró al Dios creador de todos los seres porque le enviará un ángel a salvarlo.

Pasaron los días y las noches y cruzó por ese pedacito de cielo una pequeña colibrí, de alas hermosas y cantar aún más bello. Se apiadó del tigre y conversó con él. Le preguntó porque estaba ahí y el tigre reconoció que sus actitudes lo llevaron a caer en lo más bajo que se puede estar y que ninguno de sus amigos ni nadie en particular se atrevía a ayudarlo, por temor a que cuando saliese el los devoraría a todos y seguiría siendo el mismo.

La colibrí se apiadó de él, soltó una cuerda y con mucho esfuerzo, fue ascendiendo hasta un día llegar al borde del pozo. La colibrí vibraba de alegría pues el esfuerzo le había costado mucho y vio que él lo había intentado también. Pero como es el destino, que estando el tigre cercano a la salida y la colibrí rogándole para que de el salto final, éste le contesto: “déjame tranquilo, no me presiones que yo soy así, lárgate con tus seres queridos si piensas en ellos más que en mí, yo seguiré acá y saldré cuando así lo decida”. Tantas palabras hería el corazón de la colibrí y ella terminó soltando la cuerda y desapareciendo en el cielo.

El tigre al verse solo, se dio cuenta que lo había perdido todo en su vida, que no tenía a nadie y al único ser que le había demostrado amor incondicional lo había apartado de su lado. Oró de nuevo a Dios y le pidió nacer de nuevo en su palabra, se arrepintió de todo el mal que había ocasionado a todos los animales del bosque, rogó tanto que Dios se apiadó de este animal cínico, egoísta, soberbio y vanidoso, que lo convirtió en un halcón y él pudo entonces alzar vuelo y vivir en la libertad que el amor de Dios nos da.

Buscó a la colibrí para darle la buena noticia que había nacido de nuevo y que sólo quería curar sus heridas, sin embargo no se percató que siendo él un halcón la colibrí tenía miedo de él, ya no creía en sus palabras y sólo quería estar lejos de sus recuerdos, le dijo que quizás esa era su misión y que como ya todo había terminado bien ella ya había cumplido.

El halcón no podía creer la prueba de fe y amor que Dios le había dado, su nacimiento como un ser nuevo era lo más sincero que podía ser, lloró muchas noches y oró tanto que Dios se apiadó de nuevo de su alma y le dijo que sólo ella volverá a él cuando sus actos hablen por él y no su lengua, cuando haga todo sacrificio de amor por ella, cuando tenga el desprendimiento que toque su corazón. Para esto el halcón tenía que crecer en la palabra de Dios, convertirse en un ser justo y hacer siempre lo correcto consultándolo siempre con Dios.

Pero el halcón aún tenia la duda si lo suyo era un capricho fruto del despecho y del abandono, y si realmente esa había sido la misión de la colibrí y tenía que dejarla ir. Dios le contestó que él no usaba a sus hijos como servilletas para limpiar heridas, si él había puesto en su vida al colibrí era para la salvación de ambos y ahora será su prueba de fe demostrarle a ella que el amor lo puede todo, ahora había comenzado su lucha, ahora él era quien tenia la cuerda por el lado de arriba y sólo con oraciones y actos de amor el milagro se podía dar.

Desde ese día el halcón ora en todo momento por la felicidad de ella, por encontrar el camino para que sus actos demuestren todo el amor infinito que tiene por darle, actúa de manera justa, se reconcilia con todos los seres que había herido. Se aleja de todas los falsos amigos. Vive en oración y planea todas las noches por amor a ella cada acto que demuestre sus sentimientos de arrepentimiento, honestidad y mucho amor, y consulta a Dios si es lo correcto. Esperando con fe y mucha esperanza pues Dios ama a sus hijos y hace las cosas a su tiempo.


Gracias Dios por tu amor infinito y cuida siempre a todas las personas que amo.

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